12/14/2012

CIGARRAS DE ALAMBRE (PRÓLOGO)

Alentado por María Kodama, Marcos Jiménez, poeta y viajero, labrador y hábil cultivador de diversos oficios, inició hace varios libros de poemas el recorrido por la literatura, como auténtica pasión, como un adolescente deslumbrado y desbordado.
Es ahora cuando, más contenido, aborda una nueva colección de versos, "Cigarras de Alambre", esta vez bajo el amparo de unas citas que, en lugar de poner puertas al autor ayudan a descubrir una poesía sin barreras y sin prejuicios, precisa, escrupulosamente organizada, sin concesiones a los llamados "experiencialistas" por el inevitable ¿y para qué evitarlo?, Juan Carlos Rodríguez. No sé una meta más mediática: la de los suplementos culturales y el aplauso con sordina de quienes vienen practicando la fácil y cómoda forma de comunicación lírica "para todos los públicos, listas de los cuarenta principales-más vendidos", elaboradas por más que discutibles encuestas e imposiciones editoriales demasiado sutiles.
Aún completamente virgen, no ha llegado Marcos Jiménez a conocer los tejemanejes de la industria y de la moral acomodaticia y burguesa y con descaro de quienes, con un talento en algunos indiscutible, jamás escribirían un poema al mar como lo hiciera Alberti, sino un poema a su sardina: el mérito de haber descubierto la fórmula antigua de contar su vida y salir a la calle, no a la manera de Otero o Celaya, sino a dirigir el tráfico de los autobuses.
Se equivocaría quien pensase que no me hayan conmovido Gil de Biedma o Ángel González, hasta el extremo de considerar imprescindible y también modesta responsabilidad mía ayudar a su divulgación a través de la radio, un medio que antes era fundamental y llegaba tanto a los trabajadores del taxi como a las amas de casa y habitaciones de los colegios mayores; pero  los tiempos, querido Bob Dylan, han cambiado y unos pocos, después de haberle robado a Joaquín Sabina el mes de abril, nos han robado el pasado y me temo que ya hasta los años que nos queden por vivir.
Rodeado de Rafael Guillén, Valente y Blas de Otero y en armónica compañía de Luis Rosales y nuestra Elena Martín Vivaldi, Miguel Hernández y Antonio Machado, las tres partes en que el autor organiza un libro que es preciso leer degustándolo y predispuestos al asombro.
 Cauto y generoso, Guillén define la poesía de Marcos "clara como la inocencia" y pienso que ese corazón limpio es lo que hace de "Cigarras de Alambre" un libro en el que arden las palabras en un surrealismo que se nos hace transparente, aunque los coches hablan lenguas muertas. Poesía vivísima.
Esa araña metálica de la portada, ese paisaje de cielo y olivos también pueden decirnos algo de este creador, que es un obrero, a veces hasta en el andamio , un poeta en paro. Mejor dicho: un hombre en paro que es poeta activo y sin caer en el desaliento.
Sus imágenes son barricada para el no pasarán.
Lamentablemente, otros ya ocuparon, con premeditación, el sitio privilegiado al lado del padre y de las editoriales en flor.
Habrá que dejar pasar el tiempo y los cuchillos.

Juan de Loxa
Otoño 2012

Cigarras De Alambre

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