1/17/2006

AL VINO DE TETRABRIK

El vino acompaña a la soledad
de los bancos adheridos
a la fría piedra del silencio,
murmuradora de parques
de desordenadas hojas
que a veces el viento esparce
sin convencimiento.

Abriga los recuerdos de hogares
con iluminados rincones
donde maduraron los aromas suaves
y los relojes ordenados.

Donde los equipajes
descansaban en armarios
de pies calientes.

El vino desnudo
regresa los inviernos deshabitados
para conversar con la escarcha.

Acoge sus alientos
en comedores fríos de apagados colores
con la identidad de olivo distante.

Su semblante de hierba retenida
no se refleja en los estanques.

Sus apasionadas noches
de inspiraciones sin tregua
las despierta la aurora.
En envoltorios de cartón. Muy frágil.

El Coleccionista De Momentos

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